Desde el interfaz que le decía al T800 qué chupa de cuero era de su talla al visor electrónico de la armadura de Tony Stark, las gafas recolectoras de pruebas del agente Norman Jayden en el videojuego Heavy Rain o el visor de Vegeta, los interfaces de realidad aumentada son algo más que una mera ficción, aunque les hayamos puesto el nombre hace bien poco.
En el mundo real, ese invento que casi convertirá nuestra vida diaria en un videojuego está en esa fase en la que su llegada al mercado es tan sólo una cuestión de tiempo. Las tecnologías que lo hacen posible ya existen y es cuestión de afinarlas, miniaturizarlas y hacerlas lo suficientemente rentables como para producirlas en masa.
La aspiración detrás de todos estos inventos de película es tan vieja como el mundo:mejorar los sentidos del ser humano corriente permitiéndole ver y hacer cosas que por sí sólo no puede. Para ello se juntan varios componentes. El primero de ellos es el sistema que se comunica con los sentidos, sobre todo la vista, de su portador.
[...]
>>> Ver artículo original completo en: http://www.xataka.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario