Se cuenta de Abraham Lincoln que a menudo se escabullía de la Casa Blanca las tardes de los miércoles para escuchar los sermones del Dr. Finnes Gurley en la Iglesia Presbiteriana de la Avenida de Nueva York. Después de un sermón, un ayudante le solicitó al presidente Lincoln su evaluación del sermón. El presidente respondió reflexivamente: “El contenido ha sido excelente; expuesto con elegancia; obviamente ha dedicado esfuerzo a su mensaje”. “Por consiguiente, ¿piensa que ha sido un sermón excelente?”, le cuestionó el ayudante. “No”, respondió Lincoln, “el Dr. Gurley ha olvidado el ingrediente más importante. Ha olvidado pedirnos que hagamos algo grande”.
Ya que te tomas la molestia de preparar durante horas una
presentación y pides prestados unos minutos u horas del tiempo de la
audiencia, bien puedes plantearte objetivos ambiciosos. Inspira en ella el deseo de hacer algo grande.
Debes creer en las personas ante las que hablas si quieres ayudarles a realizar grandes obras
Decía Steve Jobs:
“La gestión consiste en persuadir a la gente para que haga cosas que no quiere hacer, mientras que el liderazgo consiste en inspirar a la gente para que haga cosas que nunca pensó que podría hacer.”
(Fuente: http://ciclog.blogspot.com) |
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