Se acerca la fecha, 31 de marzo, dada por el Gobierno para que el
sistema financiero español se “reestructure” de una vez, es decir,
aflore sus pérdidas en el agujero negro de las inversiones
inmobiliarias, sanee cuentas y provisione fondos. Los movimientos y las
conversaciones entre entidades se hacen con el máximo sigilo porque
cualquier “indiscreción” se pagaría en bolsa, en la credibilidad de la
economía española y en la prima de riesgo, pero preocupa, y mucho, la
situación de Bankia. La entidad que preside Rodrigo Rato está en la UVI y
su enorme tamaño y peso en el sistema financiero español hace que su
“rescate” no sea fácil.
Lo sabe toda la clase económica y política del país: si cae Bankia,
el Gobierno tendrá un problema, y de los gordos. La situación de la
antigua Caja Madrid es crítica, su inversión en el ladrillo es altísima
y, por tanto, su agujero inmobiliario también. Hace meses se habló de
una fusión Caixa-Bankia que finalmente no prosperó por razones distintas
según la fuente.
Para unos esa fusión, que podría haber alumbrado un “gigante”, se fue
al traste porque Isidre Fainé, presidente de La Caixa, quería quedarse
con el negocio financiero relegando a Rodrigo Rato a la dirección de la
cartera de activos industriales-empresariales, algo que el exministro de
Aznar no estaba dispuesto a aceptar. Fue la versión que más circuló por
los “mentideros” conspirativos madrileños durante varios días.
Sin embargo, según ha podido saber ELPLURAL.COM, la fusión no
prosperó porque no interesaba a ninguna de las dos entidades desde el
punto de vista financiero. Tanto La Caixa como Bankia “son tan grandes que su fusión sería muy complicada y problemática”. Además de eso se
plantean otros problemas, como el lugar donde se ubicaría la sede
social de la entidad fusionada. Elegir entre Madrid y Barcelona puede
convertirse en un asunto puramente político y casi de Estado. Y por
último, el reparto de poder: ¿Quién mandaría más, Fainé o Rato?. Rato
cuenta con el apoyo del PP, Fainé con el de la clase política catalana,
pero además este último cuenta en su haber con el prestigio de su
trayectoria profesional y los números de CaixaBank, que para sí los
quisiera Rodrigo Rato. Demasiados problemas para alumbrar un
gigante que sumaría 560.000 millones de euros en activos, más de 8.000
oficinas y más de 50.000 empleos.
[...]
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