Un euro es el precio que tendrá que pagar Caixabank. A cambio
recibirá un Banco de Valencia reforzado, sin tara inmobiliaria, que será
transferida al banco malo, recapitalizada con 4.500 millones de euros
de ayudas públicas, y con un esquema de protección de activos para los créditos de la Pequeña y mediana empresa. Cubrirá, en concreto, el 72% de las pérdidas de estos préstamos, y los riesgos contingentes durante 10 años.
Una
operación redonda, que va a permitir a Isidro Fainé pasar del 10 al 15%
de cuota de mercado en Valencia y Murcia, así como ganar unos 20.500
millones en volumen de activos, hasta situar el total de Caixabank en 365.000 millones, quedando así por delante de Banco Santander y BBVA.
Ahora
está por ver cómo incide esta adquisición en el futuro de La Caixa, que
posee una participación del 61% en el capital del banco, y la
pretensión de Bruselas de que las antiguas cajas pasen a convertirse en
fundaciones. Por cierto, que ayer los inversores hacían bueno aquello de
comprar con el rumor, porque el Banco de Valencia sumaba en bolsa un
12% hasta los 0.18 euros por acción.
De esta forma,
Caixabank asume su segunda compra, tras la integración de Banca Cívica,
345.000 millones de euros a los que habría que sumar otros 22.000
millones, en activos por la compra de Banco de Valencia. Este anuncio se
producía un día antes de la publicación de los planes estratégicos que hoy anunciarám las entidades nacionalizadas, en la que mucho peso tendrán los 8.000 despidos, que desde Bruselas, demanda el comisario Joaquín Almunia.
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