El hambre de capital de la banca nacionalizada, la inyección al banco malo, y el fracaso en los procesos de capitalización privada por parte de las entidades más problemáticas, pasan factura a la cifra que España pedirá finalmente a Bruselas, en concepto de rescate financiero. Sin embargo, Caja 3, Caja España-Duero y BMN podrían elevar la cifra final.
Los 42.500 millones que se repartirá de manera muy desigual: la mayor parte, 37.000 millones, irán destinados a seguir manteniendo con vida a las cuatro entidades nacionalizadas, Bankia, Novagalicia, Banco de Valencia y Catalunya Caixa. El banco malo, bautizado por el Ejecutivo como Sareb, se llevará 2.500 millones, y el resto, los otros 2.500 millones de euros irán destinados a entidades financieras, que no han conseguido cerrar con éxito sus procesos de ampliación de capital.
Tres son las candidatas a devorar esa porción del rescate bancario. En primer lugar Caja3: la entidad vio como las conclusiones de la auditoría elaborada por Oliver Wyman, arruinaban su posible fusión con Ibercaja. Las necesidades de capital de más de 2.000 millones, que según la consultora estadounidense necesitaría el conglomerado fusionado al que pertenecería Caja 3, fue la gota que colmó el vaso en las negociaciones con la entidad con sede en Zaragoza, que tras conocer el enorme agujero de su pretendiente, se negó a seguir adelante con los planes de unión.
En esa ruptura, también se ha visto involucrada Liberbank, la tercera en discordia que queda aislada, junto con Caja 3, con un déficit entorno a los 2.000 millones.
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