Como ya te habrás percatado, los seres humanos poseemos una tendencia innata a sentir mayor preferencia por aquellas personas que percibimos similares a nosotros. Según el Dr. Robert Cialdini, autor de la obra maestra Influence: The Psychology of Persuasion, nos gusta la gente similar a nosotros, sin importar si la similitud se produce en el terreno de las opiniones, por los rasgos de personalidad, por nuestro pasado común o en el estilo de vida.
Una forma sutil de mostrarte similar ante tu interlocutor consiste en reflejar su comportamiento en aspectos como postura corporal, humor, estilo verbal, e incluso ritmo respiratorio. En apariencia, como seguramente habrás comprobado por ejemplo observando cenar a una pareja de recién enamorados, reflejar el comportamiento del otro crea sentimientos de agrado y fortalece los vínculos entre las dos personas. Así de sencillo: cuando una persona se comporta como nosotros reflejando nuestros parámetros corporales, nos gusta más (Chartrand & Bargh, 1999).
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