Son varios los motivos que nos pueden llevar a necesitar reescribir las URLs de nuestras páginas o aplicaciones web. Principalmente podríamos destacar los siguientes:
- Ha cambiado el dominio de la web y queremos llevar a los visitantes del viejo al nuevo dominio. Esto es habitual en compañías que cambian el nombre de su marca comercial.
- La URL es demasiado complicada y queremos cambiarla por una más sencilla de leer, memorizar o transmitir por los usuarios.
- Queremos potenciar el SEO de la página añadiendo palabras clave del contenido a la URL.
- Tenemos distintas versiones de la página dependientes del dispositivo o navegador del usuario, y queremos redirigirlo al más adecuado.
- La dirección originalmente incluye caracteres poco amigables como el punto o la coma, y al convertirlo a formato URL (%2C, %2F y similares) corremos el riesgo de que el enlace se parta si se copia a mano.
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