Irán es un hermético país que controla, de manera muy cercana, a sus ciudadanos. Para este país, Internet supone una brecha por la que entra y sale información que al régimen de Teherán no le interesa que tengan acceso sus ciudadanos. Actualmente, los propietarios de los cibercafés deben llevar un registro de los usuarios que los visitan y almacenar, durante 6 meses, sus datos personales y las páginas que visitaron además de grabar con cámaras la actividad del local, unas medidas impuestas por el gobierno para disuadir a los ciudadanos y que se complementan con restricciones de acceso a diversos servicios de fuera del país (Gmail, Hotmail, Twitter, etc). Desde hace algún tiempo, rondaba la idea de aislar Irán de Internet y ofrecer a los ciudadanos una intranet totalmente controlada por el Estado, un giro terrible que parece que finalmente se va a llevar a cabo y desconectará el país este mismo verano.
Millones de ciudadanos iraníes quedarán desconectados del "mundo exterior" y quedarán sumidos en una especie de intranet orwelliana en la que se cortará el acceso a páginas y servicios externos (correo electrónico, buscadores, etc) y se sustituirán por versiones propias, según una hoja de ruta que durará unos cinco meses. La medida fue anunciada el pasado jueves por el Ministro de Información y Tecnologías de Comunicación, Reza Taghipour, en un comunicado en el que abogó por un "Internet limpio".
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