Está formado por películas delgadas, ópticamente activas, que imitan la piel de los loligínidos
Un equipo de científicos de la Universidad de California en Irvine ha aprendido de los calamares algo sorprendente: como ocultarse del enemigo. Estos conocimientos les han permitido fabricar una capa biomimética de camuflaje infrarrojo, especialmente diseñada para entornos bélicos. En el futuro, la tecnología podría aplicarse también a la fabricación de ropa inteligente, que cambie de color según el entorno. Por Yaiza Martínez.
Samueli School of Engineering de la Universidad de California en Irvine(UCIrvine) ha aprendido de los calamares algo sorprendente: como ocultarse de los enemigos.
En la revista Advanced Materials, los investigadores detallan cómo, inspirándose en los loligínidos, una familia de la orden de los calamares (Teuthida), crearon una capa biomimética de camuflaje infrarrojo.
Dirigido por Alon Gorodetsky, profesor asistente de ingeniería química y ciencia de los materiales de dicha Universidad, el equipo produjo reflectina (una proteína esencial en la capacidad de los calamares para cambiar de color o reflejar la luz) en bacterias comunes, y la utilizó para fabricar películas delgadas ópticamente activas, que imitan la piel del calamar.
Con los estímulos químicos apropiados, la coloración y la reflectancia de estas películas pueden cambiar una y otra vez, lo que hace que tengan una configuración dinámica.
Esta configuración es lo que a su vez permite que las películas desaparezcan o reaparezcan cuando son observadas con una cámara infrarroja. Esto resulta clave, dado que los equipos de detección infrarroja suelen ser empleados por los ejércitos para tener visión nocturna; para orientarse, apuntar o vigilar.
En la revista Advanced Materials, los investigadores detallan cómo, inspirándose en los loligínidos, una familia de la orden de los calamares (Teuthida), crearon una capa biomimética de camuflaje infrarrojo.
Dirigido por Alon Gorodetsky, profesor asistente de ingeniería química y ciencia de los materiales de dicha Universidad, el equipo produjo reflectina (una proteína esencial en la capacidad de los calamares para cambiar de color o reflejar la luz) en bacterias comunes, y la utilizó para fabricar películas delgadas ópticamente activas, que imitan la piel del calamar.
Con los estímulos químicos apropiados, la coloración y la reflectancia de estas películas pueden cambiar una y otra vez, lo que hace que tengan una configuración dinámica.
Esta configuración es lo que a su vez permite que las películas desaparezcan o reaparezcan cuando son observadas con una cámara infrarroja. Esto resulta clave, dado que los equipos de detección infrarroja suelen ser empleados por los ejércitos para tener visión nocturna; para orientarse, apuntar o vigilar.
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