Semana decisiva para Unicaja

La entidad malagueña ultima las negociaciones para la posible fusión con Caja España-Duero, su última oportunidad para estar en el grupo de cabeza del sector financiero.

Ahora o nunca. Este viene a ser el mensaje que ha trasladado el Banco de España a los dirigentes de Unicaja, con el fin de sacar de la vía muerta la fusión con Caja España-Duero. Una alianza anunciada hace un año, paralizada desde hace meses y que, a raíz de la reforma financiera, se ha vuelto más complicada por la elevada necesidad de provisiones que tiene la entidad castellano-leonesa para cubrir su riesgo inmobiliario. La próxima semana es decisiva: las fuentes consultadas coinciden en que el acuerdo para hacer viable la operación está a punto de cerrarse. Encima de la mesa de negociación entre el organismo regulador y las dos cajas hay ayudas públicas, facilidades de orden contable y cambios en el contrato de integración. Lo que no hay: el esquema de protección de activos (EPA) que exigía en un principio Braulio Medel.
 
La fusión tiene que cerrarse antes del 31 de marzo, que es la fecha tope dada a las entidades para aclarar cómo cumplirán las nuevas exigencias de saneamiento. Unicaja, ya convertida en banco y con una de las mejores ratios de solvencia, no tiene ningún problema para cumplirlas, pero Caja España-Duero sí, por lo que si no recibe el amparo de la malagueña se expone a ser intervenida.
 
Como buen aficionado al ajedrez, el presidente de Unicaja ha perseguido la jugada perfecta en el tablero financiero: esa que permita a la entidad malagueña ganar tamaño, mantener su solvencia intacta y tener el papel dominante. Pero lleva buscándola demasiado tiempo y, esta vez, el que marca las reglas del juego –el Banco de España– no parece dispuesto a darle otra oportunidad. Si no cierra antes del 31 de marzo la fusión con Caja España-Duero, el regulador probablemente no le dejará tomar parte en la nueva y decisiva partida que se ha iniciado en el sector financiero a raíz de la reforma impulsada por el ministro De Guindos. Y eso tendría malas consecuencias para el único banco de cajas que conserva su poder de decisión en Andalucía. La peor de todas: quedarse pequeña al lado de los gigantes que están surgiendo de este baile de fusiones. A día de hoy, solo con sus activos, Unicaja ocupa uno de los últimos lugares del ranking de bancos y cajas, con sus 38.000 millones. 
 
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